Tipos de operaciones en cirugía bariátrica

La cirugía bariátrica puede conseguir una pérdida de peso importante de dos maneras: restringiendo el aporte de alimentos y disminuyendo su absorción. Al primero se le denominaría restrictivo y al segundo malabsortivo.

Las operaciones restrictivas puras para ser eficaces no deben permitir la ingestión de más de 1000 kilocalorías (kc) diarias, incluso menos. Si con el paso del tiempo la abertura de acceso de los alimentos al estómago se distiende y el aporte supera las 1500 kc diarias, la obesidad reaparecerá. Es por eso que las Gastroplastias Verticales con banda están prácticamente desechadas hoy día, aunque una variante de ellas como es la Banda Gástrica Hinchable.

Mantiene cierto atractivo en Europa que se explica por sus resultados a corto plazo, si bien la experiencia del pasado deja entrever problemas previsibles a largo plazo, pues la pérdida de peso es más fácil de conseguir que mantenerla; el 40% de los pacientes continuarán siendo obesos mórbidos con estas técnicas.

Mejores resultados que las anteriores ofrece la Gastrectomía Tubular, también llamada Gastrectomía «manga gástrica» o «Sleeve Gástrico». Es una técnica restrictiva que se viene realizando desde 2003 como primera fase de otras técnicas mixtas. En ella se extirpa el 80% del estómago y se emplea sobre todo en pacientes super-obesos de muy alto riesgo o con otros problemas médicos graves tales como diabetes tipo II, pacientes obesos que precisen prótesis de rodilla o cadera o que no las toleran debido a su sobrepeso; en pacientes cuyo IMC es de 35-40 y también en aquéllos en los que falló la banda gástrica. Tiene más ventajas que otras técnicas restrictivas, pues no se utiliza ningún material extraño y la recuperación del paciente es más fácil.

Las intervenciones malabsortivas de cirugía bariátrica tienen también sus límites, pues el grado de malabsorción deseable para una vida sana no está bien establecido: el objetivo es cambiar en beneficio del paciente, algunos efectos intolerables e intratablesde la obesidad mórbida por otros efectos secundarios mejor tolerados y susceptibles de ser tratados médicamente.

La operación quirúrgica ideal sería aquélla que permitiera comer normalmente, pero disminuyendo la ingestión de alimentos mediante una reducción del apetito y no por aversión. Idealmente, debería también disminuir la absorción de grasas sin comprometer la absorción de otros macro y micro nutrientes esenciales, principalmente proteínas. Ninguna intervención es ideal desafortunadamente: todas comportan inconvenientes en distinto grado.

Todas estas operaciones se pueden llevar a cabo de dos formas. Una es la tradicional por vía abierta (laparotomía) que consiste en hacer una incisión en la piel, de 7 a 14 cm., transversal o longitudinal. La otra es mediante laparoscopia que consiste en hacer de 4 a 6 incisiones en la piel, cada una de ellas de 5 o 12 milímetros, a través de las cuales se introducen pinzas, tijeras y una cámara.

La cirugía de la obesidad laparoscópica tiene más ventajas: menos dolor, menos infecciones de la herida, menos hernias postoperatorias, mejor resultado estético, menos adherencias y recuperación más rápida. A veces no se puede efectuar en pacientes que han sufrido alguna operación en el abdomen, o que son muy obesos o tienen problemas relacionados con insuficiencia respiratoria. La vía «abierta» o mediante laparotomía tiene menor coste de material y menos fístulas anastomóticas (escape del contenido gastro-intestinal a través de un «empalme» por fallo de algún punto o grapa).